Hace ya muchos años, tuve la suerte de conocer, de cerca, el
mundo del espectáculo, tener relación directa con primeras figuras del teatro o
de la danza me proporcionó una perspectiva nueva de aquellos seres a los que
yo tenía “mitificados”.
Con el trato me di cuenta que detrás de cada artista
había una persona, normal y corriente, pero que había sido “aliñada” con muchos
valores, percibidos de las distintas obras y sensibilidades de sus autores.
Llegué a la conclusión que leer era uno de los mejores caminos para formarse y
no he abandonado este camino jamás.
Despedimos en estos días a Pepe Rubio y al que quizá haya sido
el mejor rapsoda reconocido como tal en España, Francisco Valladares. Creo que
a este último lo he podido admirar en todas sus facetas en el mundo del
espectáculo. Me ha gustado, además, que dentro de la sencillez con la que
vivió, todos los que han sido preguntados para que dejaran una semblanza de lo
que fue, han repetido lo mismo: “Era una buena persona”.
Creo que es un éxito que te recuerden como una buena
persona, para mí es la aspiración máxima, significa que has conseguido ayudar a
los demás, querer y ser querido y esto no hay Banco que te lo pueda dar en
formato de hipoteca, crédito o inversión, esto se consigue sólo siendo persona,
fundamentalmente, siendo persona, aunque seas pobre.
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