Reflexiono hoy acerca de situaciones de las que he sido testigo en varias ocasiones a lo largo del ejercicio de mi profesión, en las que un empleado ha querido romper la relación laboral con la empresa, por su conveniencia y al hacerlo ha utilizado fórmulas poco éticas, algo que no comprendo, dado que la relación laboral debería entenderse como voluntaria por ambas partes.
Cuando un empleado decide firmar un contrato de trabajo con una empresa, todos deberíamos entender que lo hace de una forma voluntaria, es decir, en el libre ejercicio de su libertad, exento de coacción de cualquier tipo. Cualquiera podría decir que cuando se firma un contrato de trabajo uno está necesitado de trabajar y es cierto, pero esto no es una coacción, es una circunstancia en la vida y no suele ser responsabilidad de la otra parte firmante del contrato.
Me ha sorprendido, como escribía al principio que, en algunos casos, el empleado que considera que debe dejar de trabajar para una empresa, bien para conseguir un puesto distinto y más motivador en otra, bien para obtener otro tipo de beneficios más valorables en ese momento, decide generar una situación en la que el empresario se vea obligado a despedirlo, como si él no tuviera la posibilidad de romper esta relación de una manera natural, simplemente sentándose a hablar las cosas con el “contratante” de sus servicios.
En estas situaciones, al contrario de lo que debería ser, la postura es “me quiero ir, pero rompe tú la relación”, sin entender en ningún momento que el contrato laboral, como cualquier contrato entre dos partes, iguala las posiciones en esta relación, es decir, voluntariamente uno y otro, deberían poder deshacer la relación, cada uno, asumiendo las responsabilidades que establece la ley.
A menudo tratamos la relación laboral como una relación de por vida, sobre todo, cuando firmamos un contrato indefinido, cuya principal característica es que no tiene definida la fecha de finalización, de ahí que se le haya dado este nombre; sin embargo, el empleado lo denomina “contrato fijo”, porque ya está “fijo” en la empresa y esto es una calificación impropia, dicho de otro modo, no hay ninguna propiedad en ese contrato que nos permita pensar que no va a finiquitarse en algún momento.
Sobre todo en estas últimas fechas, en las que algunos viven un curioso síndrome del que hablaré en un futuro, cuando esta época de dificultades haya pasado, pues no quiero herir sensibilidades, llegan a mí casos en los que, como indicaba al principio, la carga de la finalización del contrato, a pesar de ser voluntad del trabajador, termina asumiéndola el empleador.
Pido una reflexión sobre la libertad que conlleva la firma del contrato, que está claro que propone obligaciones a ambas partes, pero también conlleva la libertad de continuarlo o rescindirlo, pudiendo hacerse siempre de una manera fácil, cuando hay buena comunicación.
Como siempre a vuestra disposición en smorales@gesalmed.com y www.facebook.com/sergio.moralesparra
Poniéndome a reflexionar sobre el tema que tratas, la respuesta a tu pregunta es clara desde las primeras lineas: el trabajador (tu llamas empleado) quiere irse de la empresa quiere que el empresario (tu llamas empleador) le despida porque así tiene derecho a la indemnización por despido improcedente (que puede conllevar la readmisión) y la obligación de la empresa a facilitarle los documentos necesarios para la tramitación de la prestación por desempleo.
ResponderEliminarQuizá visto así, parecería un abuso por parte del trabajador. Pero ahora si voy a comentarte mi experiencia como testigo, en algúnos casos, y como perjudicado directo en otros.
En estos tiempos que corren (siempre esta corriendo el tiempo) los empresarios, mayormente de empresas medianas y grandes, aplican a la gestión de la empresa un talante que bajo una apariencia paternalísta, lo que verdaderamente esconde es una actuación con una visión medieval de lo que es un "empleado", es decir: yo te contrato para una tarea concreta pero en realidad harás cualquier tarea que el "encargado de turno, también empleado" te ordene. Te contrato por un determinado tiempo en horas (normalmente media jornada) pero deberas trabajar la jornada entera o más. Eso si, no te preocupes que te pagare "en negro" el resto de jornada para la que legalmente no estas contratado. Ahhh y no te quejes que no esta la cosa para pedir. Con los 5 millones de parados y si te vas tengo 200 mas en una hora que incluso estan dispuestos a trabajar por menos dinero para sustiruirte.
Por desgracia esto no es un ejemplo esporádico sino la cruda realidad diaria de la inmensa mayoria de los trabajadores. Esta experiencia llevo viviendola desde que tengo uso de razón y ha sido siempre la misma aunque las ciudades donde he trabajado eran diferentes.
Por si quieres un ejemplo mas cercano, el pasado enero cerré el computo de horas anuales que según el convenio colectivo tengo que cumplir. El resultado fue que había realizado 86 horas de mas a lo largo del año.
Se lo planteo a la empresa, como tu dices: "simplemente sentándose a hablar las cosas con el “contratante” de mis servicios".
La respuesta fue, como siempre en estos casos, patética y para romper el contrato: "Te damos medio dia libre mas a la semana para no pasarte de horas. No te reconocemos las horas el año trabajado y (como castigo por abrir la boca) no podras librar sábados ni domingos como hasta ahora hacia.
¿que tiene que hacer ahora el "pobre empleado"? esta claro: buscar la manera de que lo echen para por lo menos compensar económicamente la explotación a la que ha sido sometido durante el periodo de vigencia del contrato.
No quiero extenderme mas pero dejo abierto el tema para buscar nuevos flecos.
Sin casi quererlo he contestado a tus 2 preguntas: por qué un trabajador quiere sea la empresa la que lo despida y, sobre todo, por que un trabajador decide cambiar de empresa.
un saludo compañero.
Muy interesantes los 2 puntos de vista, espero no verme en cualquiera de las dos tesituras. Buen artículo y buena respuesta Anónimo.
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