(Artículo de Dña. Cristina Mulero Calvo)
Unos comentarios al hilo de una noticia con una persona del otro sexo, es decir, del sexo masculino me ha llevado a hacer una pequeña reflexión en torno al uso en el lenguaje, ya sea hablado o escrito, del “masculino genérico”, ése en el que ellos y nosotras estamos incluidos, porque así ha sido siempre.
Las preguntas que, a la sazón, me planteé son ¿podemos llegar a comunicarnos incluyendo también el femenino, como algo natural? ¿Hay ya una tendencia en ese sentido? (pensemos en algunos discursos que oímos en televisión por ejemplo), y al final, ¿ tiene sentido? ¿Por qué? ¿para qué?..Tratando de responder al menos a algunas de ellas, me atrevo a apuntar las siguientes reflexiones:
- Es a través del lenguaje como se construye la realidad, nuestra realidad social y cultural,y ésta ha evolucionado respecto a la situación de la mujer a lo largo del tiempo. El lenguaje en algún modo debe reflejar esos cambios.
- Lo que no es nombrado, no existe. La mujer, lo femenino no ha tenido históricamente una entidad propia en muchos ámbitos de la vida, y el lenguaje es un fiel reflejo de ello.
A partir de ahí, mi propuesta va en la línea de:
- No es lo mismo la comunicación hablada que la escrita. Considero que en esta última es mucho más fácil adaptarse a una “igualdad de trato” en el uso del lenguaje.
- La comunicación oral tiene una finalidad más pragmática, es algo mucho más natural y espontáneo y difícilmente podemos hablar “en masculino” y “femenino” en todo momento. A tenor de esto, existe un vía intermedia, como utilizar masculino y femenino en parte de la comunicación, sobre todo en la comunicación formal ( en el tradicional sentido de señoras y caballeros), y empezar a aceptar profesiones tales como médica, abogada, arquitecta…. Igual que decimos enfermero y en ningún caso entenderíamos que una enfermera también puede hacer alusión a un hombre que se ha decantado por una profesión tradicionalmente femenina.
- Utilizar palabras que no aluden a un sexo (el masculino) excluyendo implícitamente al otro: alumnado vs alumnos, ciudadanía vs. Ciudadanos…)
Porque tenemos entidad propia, porque estamos y participamos en todos los ámbitos de la sociedad, porque existen palabras que nos definen y diferencian ( y que no sólo nos incluyen), podemos también usar un lenguaje en femenino.
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