Hace unos días comentaba con un buen
amigo, con el que además comparto espacios profesionales, la duda que me había
asaltado hace unos meses y me llegó esta duda porque me sucedió lo que os voy
a contar:
Corría el mes de mayo cuando me encontraba en mitad de una acalorada y apasionada conversación de trabajo.
Mi interlocutor me decía: "Lo más importante es que llegue un día que alcances el éxito,
que hagas algo que te ponga en la cresta de la ola, que te puedan conocer otras
empresas y pases a un nivel de consultor de alta gama".
Me fui a casa pensando si aquello que me
decían era el éxito. Al menos la duda era si "mi éxito" tenía que ser
este que me habían definido.
Me llegaron a la cabeza muchas
preguntas:
¿Por qué tengo que tener éxito?
¿Por qué el éxito es que te conozcan?
¿Si no has alcanzado la fama, no has
tenido el éxito que esperabas?
¿Por qué tener éxito tiene que suponer
trabajar en empresas de otro segmento superior al que estoy tratando hoy?
¿Qué tiene que ver el éxito con tu
cuenta de resultados?
Estas y otras muchas preguntas me
llenaron la cabeza durante un buen rato. La noche era suficientemente
tranquila, como para que las reflexiones buscaran, ellas mismas, la claridad
que necesitaban. Así fui evolucionando en mis pensamientos y terminé con un firme:
"¡NO
QUIERO!".
Me lo dije como los niños pequeños, con esa misma convicción.
¡NO QUIERO!
Creo que esa visión de "voy
prosperando, voy teniendo éxito" que tiene la mayoría de las personas no
cuadra con mi forma de ver la vida. A todos estos que cada día les veo tener
más éxito, les veo también tener menos vida, ya no pueden hacer lo que quieren
cuando quieren. Los grandes contratos requieren grandes dedicaciones y, además,
generan grandes dependencias. Terminas no siendo dueño de tu tiempo, porque ya no es tu tiempo, si eres escritor, son los de la editorial los que dicen dónde y cuando tienes que estar, si eres consultor, evidentemente, te debes al gran contrato que acabas de firmar, etc. etc.
Yo sigo queriendo mi éxito, ese que no
tiene que ver con que te conozcan mucho más, que no tiene que ver con servir a
empresas más grandes necesariamente, que no tiene que ver con grandes facturas
a grandes empresas, sino con rentabilidad de las consultorías que hago en las
pymes. Esas pymes que necesitan profesionalizarse y reorganizarse y buscan un consultor cercano, que hable su mismo idioma y que les ayude en el día a día.
Me gusta ese éxito que no te obliga a salir de tu
área de confort, que como tengo muchas canas, muchos años y cada vez menos
pelo, tengo derecho a decir, que estoy cansado de escuchar que hay que salir
del área de confort, ¿por qué?, con el trabajo que me ha costado llegar a ella. Ya sé que muchos os echáis las manos a la cabeza, pero si tengo bien definido el servicio que quiero dar y a quién y me va bien, por qué moverme de aquí.
En fin, quería compartir con vosotros
esta reflexión sobre el éxito, que a tantos trae de cabeza y que, probablemente,
este éxito de ser más cada día, a veces, las más, va unido a "dejar de ser tú" cada día.
¿A ti cómo te ha ido en la vida? ¿Has
tenido éxito? Si te apetece comparte tus ideas en los comentarios de este blog.
Como siempre a tu disposición en
smorales@gesalmed.es
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