Salta estos días a las páginas de los periódicos, a las noticias
de la tele y otros medios, las declaraciones de la secretaria que era testaferro
en empresas de Rodrigo Rato.
Está de moda que encontremos la palabra "testaferro"
en muchas noticias de tramas, pero qué es un testaferro, pues he obtenido un
significado bastante claro en wikipedia: "la persona que suplanta, encubre o se disfraza legalmente,
prestando su nombre e identidad, firma, o bien su personería ya sea física o
jurídicamente, emulando el papel social de la persona mandante a la que en el
fondo representa". Aunque yo añadiría que, "con un fin
fraudulento", dicho de otro modo, generando un engaño para la evasión de
la responsabilidad del implicado principal, habitualmente un empresario que me
vais a permitir adjetivar como "dominador".
Pero el testaferro es algo más,
es "una parte débil", es como el eslabón más frágil de una cadena, en
eso se ampara el empresario que lo utiliza, sabe de su necesidad de
"vender su alma al diablo", para, en unos casos, salir de una situación de insolvencia, o en
otros resolver un problema grave, etc. etc.
El testaferro percibe
habitualmente las "migajas" de un botín. Migajas que no tienen nada
que ver con el lucro que obtiene el empresario dominante, insaciable en algunos
casos, como el que la noticia nos traía, como el caso de Rodrigo Rato.
Es común encontrar como
testaferros, empleadas de hogar, chóferes, vecinos o amigos del
"empresario dominante", de esos que se encontraban "en las
últimas", como suele decirse. Esos que vista la ocasión de volver a la
normalidad, según creen ellos, están dispuestos a asistir a la firma de una sociedad, asistir a la
compra-venta de empresas, inmuebles, etc., sin ser conscientes de que empiezan
un largo camino que no acaba nunca y que los conducen a aparecer, más tarde,
como delincuentes ante Hacienda, por el impago de impuestos, o ante la brigada de delitos monetarios, u otros organismos, por no cumplir obligaciones
legales, es decir, han multiplicado sus problemas, por el pago de unas "migajas" comparado con lo que se ha
llevado el empresario que lo ha puesto como "parapeto".
Podemos unir a esto el daño que
se realiza a los que pillan en medio de estas operaciones, a los que dejan
"con el culo al aire", sin posibilidades de reclamar, en los casos de
generación de deudas o de otras obligaciones, personas que estaban ahí, en la parte legal de "la jugada" y que no pudieron ver lo que se les venía encima.
Suerte que, en muchas ocasiones, estas actividades van dejando un reguero de datos que, como dice mi amigo Javier, periodista investigador, "son la luz que pasa por las grietas de las puertas que quieren ser cerradas a la verdad". Finalmente esa luz ilumina datos, informes, "casualidades" y "descuidos", que ponen al responsable donde tiene que estar. Ninguno de nosotros tiene ninguna duda sobre la falta de honestidad e integridad de Rodrigo Rato, así deben terminar todos.
Como en el caso que vemos hoy en
las noticias, al final se trataba de un empresario lleno de ambición, rodeado de tontos, a los que les
va a caer una buena pena, incluso de cárcel, por unas "migajas".
¿Y tú qué harías si conocieras un
caso?
No hay comentarios:
Publicar un comentario