Uno de los retos que las empresas, para las que trabajo como consultor, tienen, está en hacerlas sostenibles y perdurables en el tiempo. En su mayoría son proyectos de empresa familiar.
Es fácil encontrar ejemplos en los que alguien crea una empresa y los hijos no tienen ni ganas, ni la vocación profesional necesaria, para continuarla, así que ahí queda el derroche de esfuerzos que hizo su creador. Siendo habitual que, conforme se acerca el momento de la jubilación del “socio impulsor y creador del proyecto”, la empresa vaya decayendo, simplemente por falta de interés general en mantener esfuerzos, por algo que tiene la fecha de finalización ya acordada.
Otros empresarios consiguen trasladar la inquietud e incluso la vocación, a la siguiente generación, pero con tan escasa fortuna y previsión que ésta puede no dar continuidad al proyecto inicial, por falta de ambición, por falta de formación, por escasez de proyecto común, e incluso pueden ser los que propicien la crisis en la empresa, y así podríamos poner gran cantidad de ejemplos que hemos vivido en los últimos años.
¿Cuál es la solución en la empresa familiar? La solución empieza por la PREVISION. La previsión supone una reflexión, una visualización del futuro relacionada directamente con el “¿Qué quiero que suceda?”. Esta reflexión la han de hacer los creadores del proyecto, los creadores de la empresa que quieren que permanezca en el tiempo.
Después es necesario trabajar, junto con un consultor especializado, cómo quiero que se tomen las decisiones en la empresa, como quiero que se dirija esta empresa en el futuro, qué condiciones tiene que cumplir el que quiera ser directivo, quiénes se pueden hacer cargo de las distintas funciones, qué familiares pueden optar a participar en el equipo de trabajo, etc.
Todo esto GARANTIZA la CONTINUIDAD DE LA EMPRESA FAMILIAR. Requiere trabajo, esfuerzo, dedicación a este objetivo, pero también es cierto que, con el tiempo, los empresarios disfrutan de ver cómo su proyecto adquiere visión de futuro y, a pesar de que llegue la jubilación, la empresa continuará en manos de personal cualificado.
No se puede confiar en la buena voluntad de los que después vengan, porque no es cuestión de voluntades, es cuestión de PLANIFICACIÓN, como he propuesto al inicio de este artículo.
¿Tienes dudas sobre si lo estás haciendo bien? ¿Crees que tu empresa tendrá la continuidad que esperas? Hazte estas preguntas...
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