
Si le damos un vistazo a las estadísticas, veremos que, el
42,2% del tejido empresarial del país corresponde a micro empresas, empresas
con menos de diez trabajadores, más de 1.300.000 empresas. Emprendedores, la mayor parte de ellos, con una
gran lucha local, a los que cada día les amanece antes de que salga el sol y no
consiguen dejar de ser emprendedores aunque se vayan a dormir.
Yo que trabajo, desde hace años también con este tipo de
empresarios, encuentro características que suelen ser comunes a una gran
mayoría y que dejo en este pequeño artículo:
o
Tienen una gran “cintura” en su trabajo, de
forma que son capaces de generar
soluciones ante cualquier eventualidad.
o
Tienen ganada la confianza del cliente gracias a
la estrecha relación personal con él.
o
No abandonan su papel de emprendedor en ningún
momento del día.
o
Suelen tener, en la mayor parte de los casos,
equipos de trabajo estables, ya que al no tener gran cantidad de trabajadores,
la relación con los empleados es muy cercana y esto genera vínculos que, de
otro modo, no existirían.
o
Suelen centrar su gestión y su preocupación en
la casuística, en cada cosa que está sucediendo en su empresa. Poco preocupados
por los números, prefieren conocer qué ha sucedido con un pedido y quién era el cliente, antes de
revisar el porcentaje de pedidos con los que ha habido incidencias, en
determinado periodo de tiempo, para generar medidas correctivas,
etc.
o
En general son poco amantes de la metodología y
más de la improvisación. Suelen estar el día “apagando fuegos”.
o
Recurren al "esto lo hemos hecho siempre así",
antes de proponer evolución o modificación, por miedo a que algo cambie, poco
conscientes de que las cosas cambiarán si no evolucionamos con las tecnologías, el mercado, las modas, etc.
o
Casi están obligados a aprender de la
experiencia. En la mayor parte de los casos no asumen las sugerencias que desde
el exterior se les hace. No implantan bien la normativa a la que están
obligados si no se les inspecciona, si no le ven las orejas al lobo, etc.
o
Poco dados a compartir conocimiento, a
intercambiar experiencia, etc. Nos cuesta mucho poner en sus cabezas lo
interesante que es el espíritu colaborativo entre las empresas y firmar
compromisos en este terreno.

o
Finalmente, resaltaría el miedo a pagar el
talento, lo que les lleva muchas veces a seguir alimentando equipos mediocres.
No tienen claro que el talento les produce un importante retorno de la
inversión realizada.
Si eres emprendedor revisa, pero hazlo muy sinceramente, cuáles y cuántos de estos puntos cuadran con tu modo de actuar.
Y si quieres mejorar recurre a profesionales externos,
consultores que te podemos ayudar a superar esta fase y empezar a “jugar en
otra liga”.
Como siempre, me tenéis a vuestra disposición en
smorales@grupohob.es
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