(Art. de Cristina Mulero - Socia Directora de Gesalmed C.E.)
A menudo cuando escucho este “concepto” tan de moda en los últimos tiempos, intuyo la trampa que encierra su significado, o al menos en el contexto en el que es aplicado.
Hablamos de “tiempo de calidad” cuando nos referimos fundamentalmente al tiempo que dedicamos a la familia y a nuestros hijos e hijas después de la jornada laboral, las compras, la casa, los imprevistos, la conversación con el vecino que nos hemos encontrado en la escalera…etc. Es entonces, cuando al llegar a casa y encontrarnos con unos brazos diminutos que nos reclaman un rato para ellos, o al salir del colegio nos piden que los llevemos al parque o les compremos unos cromos en el quiosco, o cuando antes de que sus pequeños ojos se cierren para habitar el mundo de los sueños nos solicitan un cuento inventado y repetido noche tras noche, y que les abracemos muy fuerte para espantar a los fantasmas que pueblan las mentes infantiles al apagar la luz del dormitorio, es entonces cuando nos encontramos de lleno con un tiempo que ha de ser de “calidad” por lo escaso del mismo.
Entonces, cuando extenuados por los avatares del día a día, tratamos de encontrar las fuerzas para atender sus peticiones, algunos expertos en no sé muy bien que materia nos dicen que 30 minutos son suficientes si son de “calidad”.
¿A qué concepto de calidad se refieren exactamente? ¿ a no contestar al móvil mientras nos cuentan lo que hicieron en el cole? ¿a no obligarles a terminar la cena en 5 minutos porque tienen que irse a la cama? ¿ a permitirnos no mirar el reloj y jugar con ellos tirándonos al suelo ¿ ¿ a regalarles nuestra mejor sonrisa a pesar del cansancio? Eso no lo explican.
Yo me pregunto, que pasaría si mañana llega uno al trabajo y le espeta al jefe
- A partir de hoy vendré sólo 4 horas a la oficina, porque a partir de hoy mi tiempo dedicado al trabajo será de calidad.
¿Cuál será la reacción de ese jefe?
Pues bien, le dirá que ni hablar, que si acaso se quede un rato más porque para ser productivos, para que las cosas salgan “bien” hay que dedicar tiempo…
Y a las personas que tratamos de sacar adelante todos los días, nuestro propio negocio, a los que “nadie” nos impone el tiempo y , sin embargo, somos conscientes de la necesidad de robarle minutos al día para que las cosas salgan adelante, alargando las jornadas y buscando tiempo hasta en los bolsillos…¿nosotros no sabemos de calidad?
Por tanto, este concepto que sólo es entendible para tratar a los pequeños y pequeñas de las casa, parece no sólo carecer de sentido en otro ámbito sino ser claramente antagónico a la más pura lógica.
Yo digo que, o es aplicable a todo, o no sirve para nada.
Yo sí creo en el tiempo de calidad, en el tiempo de calidad en el trabajo que tal vez nos ayudaría a reducir un poco jornadas interminables y nos permitiría llegar a casa menos cansados y más temprano, y tener más tiempo de calidad para nuestros hijos. Cantidad y calidad no son conceptos antagónicos, sino complementarios que debemos saber manejar en todos los ámbitos de la vida, como sea posible hacerlo.
Y todos y todas sabemos que no es tarea fácil.
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