domingo, 14 de enero de 2018

EL EMPRENDEDOR

Con este artículo abro una puerta a una serie de publicaciones que van a tener como protagonista al EMPRENDEDOR con mayúsculas.

Hoy quiero detenerme en algunas características principales de los emprendedores, quiero principalmente fijarme en esos que corresponden a la microempresa española.

Si le damos un vistazo a las estadísticas, veremos que, el 42,2% del tejido empresarial del país corresponde a micro empresas, empresas con menos de diez trabajadores, más de 1.300.000 empresas. Emprendedores, la mayor parte de ellos, con una gran lucha local, a los que cada día les amanece antes de que salga el sol y no consiguen dejar de ser emprendedores aunque se vayan a dormir.
Yo que trabajo, desde hace años también con este tipo de empresarios, encuentro características que suelen ser comunes a una gran mayoría y que dejo en este pequeño artículo:
o   Tienen una gran “cintura” en su trabajo, de forma que son capaces de generar soluciones ante cualquier eventualidad.


o   Tienen ganada la confianza del cliente gracias a la estrecha relación personal con él.


o   No abandonan su papel de emprendedor en ningún momento del día.


o   Suelen tener, en la mayor parte de los casos, equipos de trabajo estables, ya que al no tener gran cantidad de trabajadores, la relación con los empleados es muy cercana y esto genera vínculos que, de otro modo, no existirían.


o   Suelen centrar su gestión y su preocupación en la casuística, en cada cosa que está sucediendo en su empresa. Poco preocupados por los números, prefieren conocer qué ha sucedido con un pedido y quién era el cliente, antes de revisar el porcentaje de pedidos con los que ha habido incidencias, en determinado periodo de tiempo, para generar medidas correctivas, etc.


o   En general son poco amantes de la metodología y más de la improvisación. Suelen estar el día “apagando fuegos”.


o   Recurren al "esto lo hemos hecho siempre así", antes de proponer evolución o modificación, por miedo a que algo cambie, poco conscientes de que las cosas cambiarán si no evolucionamos con las tecnologías, el mercado, las modas, etc.


o   Casi están obligados a aprender de la experiencia. En la mayor parte de los casos no asumen las sugerencias que desde el exterior se les hace. No implantan bien la normativa a la que están obligados si no se les inspecciona, si no le ven las orejas al lobo, etc.


o   Poco dados a compartir conocimiento, a intercambiar experiencia, etc. Nos cuesta mucho poner en sus cabezas lo interesante que es el espíritu colaborativo entre las empresas y firmar compromisos en este terreno.



o   Finalmente, resaltaría el miedo a pagar el talento, lo que les lleva muchas veces a seguir alimentando equipos mediocres. No tienen claro que el talento les produce un importante retorno de la inversión realizada.

Es cierto que hay una cierta evolución en el emprendedor y esta mayoría, con estas características, va dejando paso a emprendedores más formados, personas que están más ligadas a los nuevos tiempos pero, aun así, falta mucho por hacer en este colectivo que no es nada pequeño.

Si eres emprendedor revisa, pero hazlo muy sinceramente, cuáles y cuántos de estos puntos cuadran con tu modo de actuar.

Y si quieres mejorar recurre a profesionales externos, consultores que te podemos ayudar a superar esta fase y empezar a “jugar en otra liga”.
Como siempre, me tenéis a vuestra disposición en smorales@grupohob.es

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